sábado, 21 de abril de 2012

Intermedio...

(La habitación de un hospital. Un anciano recostado en una camilla va despertando de un largo sueño. En un sillón frente a él, una mujer vieja y bien conservada, o mejor dicho de buen estilo. Se acerca al viejo que va perdiendo color)

Mujer: ¡Enfermera!

Hombre: ¡Shhh! Calla, no dejes que venga.

M: Pero estás... dijeron que no sabían si...

H: Ya, no te preocupes. Ven, acércate, no tengo mucho tiempo.

M: ¡Ay, Dios!

(Silencio. Se quedan viendo. Ella gira la cara)

H: Sigues siendo tan hermosa como cuando te conocí.

M: Ya no estamos para esos comentarios, los años nos han tocado. Mírate, en una camilla. Y yo, yo sin...

H: No miento, siempre lo he creído.

M: ... Escucha, tengo algo que decirte. Quizás debí decírtelo hace años, tal vez antes de casarnos. Pero... yo...

H: no me amaste...

M: No es...

H: Tranquila, lo sé. Lo supe durante mucho tiempo. Lo supe y no. En verdad eres una gran actriz, siempre lo supe, y qué mejor que nuestra propia vida juntos para convencerme de ello.

M: ¿Por qué no hiciste nada?

H: ¿Yo? ¿Y por qué habría de hacer algo?

M: Pues ¿cómo pudiste vivir tantos años conmigo? Yo, una mujer que pocas veces te amó.

H: Mi cielo, con esas veces me bastaron. Y como te lo dije, eres una excelente actriz. Fingiste tantos años ser una adorable mujer, una excelente madre y la mejor de las esposas. Siempre lo supe, pero al mismo tiempo me creí que no era así.

(Ella se levanta dispuesta a irse. Él le sostiene la mano. Está frío.)

H: No sabía por qué no te fuiste, hace unos momentos lo descubrí (ella quiere hablar, pero la interrrumpe). Fuiste feliz y no. Querías tener hijos y no. Querías un esposo que te cuidara y no. Querías tener una linda casa en un bonito vecindario, manejar en autos o camionetas del año, tener vacaciones en el extranjero y hasta 3 veces al año... Y no. Tampoco lo querías.

M: ...

H: Te observaba cuidar a los niños, con suma dedicación, hasta que en largos momentos desearas estar lejos, muy lejos de esta casa. ¿Recuerdas el primer cumpleaños de Miguel? Compraste todo para celebrarlo, pero no invitaste a nadie, bueno, de eso me di cuenta después. Y así fue, como cuando nos fuimos de segunda luna de miel, que te encerraste todo el trayecto del viaje en crucero y sólo salías por las noches a recorrer el barco... Como una fantasma.

M: ¿Y según tú por qué no me fui?

H: Porque no creíste que fueras más feliz de otra forma. Porque al final cuando éramos jóvenes disfrutamos todo, y eso te ató más y creíste que sin ti yo no hubiera podido salir adelante. Después nacieron los niños (recapacita), vaya, es increíble que siendo abuelos aún les diga niños... siempre serán unos niños para mí.

M: ¿Y lo hubiera sido?

H: No lo sé, cariño. Eso era algo que tú debiste analizar. Y seguro sabes la respuesta...

M: ¿Y tú, por qué no hiciste nada?

H: ¡Porque yo era feliz! Sigo siendo feliz. Compartí el resto de mis días con la mujer que amaba.

M: Aunque ella no te correspondía.

H: Aún así. Porque al final le enseñé a mis hijos los valores que creíamos convenientes. Porque te hice el amor de mil y un formas, me enseñaste las posiciones que te gustaban y pervertimos de todo. Nunca nos frenamos. Y cada orgasmo que tenía me aferraba más a tus senos y a tu sexo, a tu cabello y más que nada a tu verbo. Tu forma tan arrogante de hablar, y tan culta. Hice todos mis planes contigo, con la mejor actriz que pudo convencer a su marido, a sabiendas de que era un guión, de que vivieron felices por siempre.

(Ella llora)

H: Oh no, ven, no quise herirte.

M: No lo hiciste. Tienes razón en todo.

(Se acerca a él. Se besan. Ella sigue llorando. Él le limpia las lágrimas, le acaricia la cara y le sonríe.)

H: Bueno. Es hora de irme, me he pasado un poco de tiempo y debo tomar el tren. ¡Te extrañaré, amor mío!

M: Espera, ¿a dónde vas?

(Ella despierta. Se encuentra en la habitación. Su esposo recostado, conectado a maquinas.)


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M: Sí, sí lo fui...

(Oscuro. Fin del intermedio.)

Pensamientos al cerrar el telón...

Dicen por ahí que cuando uno se enferma es porque no habla, quesque tiene cosas atoradas qué decir... Y en verdad yo tengo muchas.

¿A quién? También a ti, querido lector, no ha habido persona en este mundo a quien le haya dicho todo lo que siento... tantas cosas buenas, tantas cosas malas. Ponle el juicio de valor que quieras, siempre habrá uno de cada categoría que no te he dicho.

¿Y por qué? ¡Buena pregunta! Apuesto a que habrás notado que no tengo un estilo fijo a la hora de que estés leyendo esto. No. En verdad estas palabras son para expulsar a través de mis dedos, que atraviesen las redes complejas de la web, y que no sólo no lo diga, sino que además lo lea cualquiera que tenga acceso a este recurso. mejor dicho, algún perdido que tenga acceso a este (in)útil blog por el motivo que sea.

(Pausa)

Nunca había entendido por qué las montañas representan tanto los retos de la vida, hasta ahora. Digamos que yo soy esos escaladores que ven la punta de la montaña y comienzan a perder la esperanza... cuesta más trabajo respirar y cuando lo logras, el frío se te meté por todo el tracto respiratorio, hace estragos en los pulmones, duele el pecho, y el corazón se lastima.

La situación es la siguiente: Imagina que tienes frente a ti tu sueño hecho realidad, sueño que cargas noche con noche desde hace años. Lo tienes frente a ti, lo quieres tomar, lo hueles y hasta te dejan probarlo... Pero no está en tus manos. Dependes de trámites, de personas, de un sin fin de cosas.

(Cierra los ojos, el telón sigue cerrado. Han anunciado el intermedio)

Acabo de verlo detrás de la cortina. Allí está, me sonríe. Eso creo...

Se llama Tesis. O mejor dicho Sobre bifurcaciones secundarias en sistemas de tipo Reacción-Difusión, como le puse al bebé. ¡Miren, ya está empezando a hablar! ¡Observen, ya estructura enunciados! Pero tiene un defecto... no corre. Y lo que es peor, ¡no ha aprendido a volar!

Hoy en la tarde tuve un pensamiento, "si me siento así por una tesis de licenciatura, ¿qué no sentiré de una de doctorado?"

O lo que es peor...

"¿Es realmente esta carrera para mí, esta que tanto amo, deseo y juré ejercer hasta el último día de mi vida?"

(Los pensamientos fluyen de cabeza a ojos)

"Y si no soy para lo que más me gusta hacer, ¿qué es para mí?"


"¿Seré un buen actor?"


"¿Un buen hijo?"


"¿Un buen hermano?"


"¿Un buen ejemplo a seguir?"


"¿Un buen conferencista?"


"¿Un buen amigo?"


"¿Un buen amante?"


Quizás sólo la muerte nos entregue ese tipo de respuestas...

...en el intermedio, duele tratar de descubrirlo.

jueves, 19 de abril de 2012

Amantes (dos)

La Junkie

- Apestas.

Tenía razón.

- Hay dos olores que reconozco a la perfección, el de la marihuana y el olor a sexo.

Toda la razón.

- ¿Y a esta por qué te la tiras? ¿Te hace volar, acompañado de hierba?
- No, sólo flotar.

Y es que cabe aclarar que no es lo mismo, aunque lo parezcan. Pero a la mala hay que aprender la diferencia.

Y así fue, al día siguiente, al entrar a casa la encontré con no sé cuántos porros consumidos. Ella, desnuda, fumando el último de ellos. Se acercó a mí cadenciosa, trastabillando, torpe.

- ¿Ahora te parezco atractiva?

No respondí

- ¿Qué pasa, cabrón?- me dijo justo después de meterse una pastilla a la boca.

Y en cuestión de segundos la tenía en el asiento del auto, después de un ataque por sobredosis en camino al hospital. Después de ser atendida por los médicos me dejaron pasar la noche con ella, hasta el día siguiente en que despertó.

- ¿Volaste o flotaste? - le pregunté.
- Nada de eso, me caí.

sábado, 14 de abril de 2012

Amantes (uno)

La Matemática


- Y bueno, ya que estamos en esas, ¿cuántas amantes has tenido?
- No llevo la cuenta.
- Bueno, ten la maldita amabilidad de decirme con cuántas sigues saliendo, ¿no?
- Por eso, te digo que no llevo la cuenta.

Nunca se lo oculté con la intención de engañarla. No, la existencia de mis amantes no es, ni será, la de amar a tantas como mi cuerpo (y mis bolsillos) puedan sostener. Lo oculté por evitar lo que sucedería después de esta noche en la que discutimos... o mejor dicho, discutió, sobre la existencia de todas estas personas; sobre lo inevitable que sucedería (que sucedió) si ella llegara a pensar en...

-... ¿Y por qué crees tú que no puedo ocupar ese lugar?
- Lo sé, cielo. No quiero que sea así, también sé que no quieres.
- ¡Claro que quiero! Te demostraré que puedo ser mejor amante que esa zorra que te cogiste en el estudio. Dime, ¿es matemática?

Durante dos días no la vi salir del estudio. Por lo que vi, ni siquiera salió a trabajar, quizás ni siquiera a comer. No contestaba. No hablaba. Al tercer día, llegando a casa, la encontré escribiendo ecuaciones en el pizarrón. Ninguna de ellas tenía errores aritméticos. Ninguna de ellas hacía sentido alguno.

- ¿Qué haces?

No contestó.

Me acerqué. Seguía atenta al pizarrón, descubriendo patrones donde no existían. Se volteó y con fuerza despojó mis pantalones del cinturón. Con torpeza desabotonó cada uno de los botones que sostenían mi camisa.

Tomó residuos de gis que se encontraban en el pizarrón y, mientras la penetraba, atascaba mi torso desnudo con manchas del polvo blanco. Tomé del mismo y dejé mis manos marcadas en sus senos, en sus nalgas, en su espalda.

- ¿Por qué lo haces?
- ¿Por qué hago qué?
- Cogértela
- Porque me inspira
- ¿Y qué recibe ella a cambio?
- Coautoría.
- ¡Intégrame!
- Eso no tiene sentido (la penetro ante el pizarrón)
- ¡Derívame! (toma un gis)
- ...
- ¡Entonces trázame una línea curva que pase por todos mis puntos eróticos, uno a uno, que los toque cerca... muy cerca, nunca allí. Así, hasta que no pueda más, no resista, y te obliga a que tu curva me penetre junto con tu miembro y concluya en el punto máximo de nuestro orgasmo!
-... Eso sí que tiene sentido.

Le arrebaté el gis, la quité de mi lado y comencé a escribir letras, números, y otros símbolos. Un modelo. Un modelo dinámico. Y la solución estaba en sus palabras: una órbita que pasara cerca de todos los puntos de equilibrio del sistema, tan cerca como uno quiera, hasta converger eventualmente a uno de ellos. Una especie de caos.

- Lo siento, cielo. No podía dejar que se me fuera esta idea, tu idea. Por cierto, ¿te gusta el Journal of Mathematical Biology para poner tu nombre junto el mío en un artículo?